Galicia se revuelve contra la precariedad

Galicia se revuelve contra la precariedad

Ni siquiera a mitad de precio. El convenio en Galicia es papel mojado. Y los estudios se niegan a pagar los emolumentos fijados por ley, incluso aunque este convenio autonómico rebaje en un 25% la paga madrileña. Así, con el take efectivo a poco más de dos euros, frente a los cinco de Madrid, y la convocatoria a unos 23 euros, frente los 46 madrileños, los actores saldrán a la calle el próximo domingo, en una manifestación — inédita — en Santiago de Compostela, en demanda de salarios dignos.

La insólita manifestación de los actores de doblaje de Galicia, que recorrerá el próximo domingo a mediodía las calles de la capital gallega para finalizar en la plaza de la catedral (con un programa posterior de conciertos), trata de llamar la atención sobre la situación “insostenible” que vive el vapuleado mundo del doblaje gallego.

Una historia que nace en 1984 cuando la creación de la televisión autonómica permitió nacer la industria del doblaje audiovisual en la comunidad gallega, asociada en principio a la lengua vernácula, el gallego. Y que tuvo un punto de inflexión años después, cuando, sobre todo a partir de la llegada de las plataformas, como Netflix, la comunidad comenzó a doblar también en castellano.

La llegada del trabajo en castellano fracturó la profesión. Una división que, hoy, una generación más joven trata de superar, a fin de alcanzar salarios y condiciones “dignas” de trabajo, sin mirar atrás.

Doble escala salarial

Sobre el papel, los salarios en Galicia son un 25% más bajos que en Madrid. Pero, aún así, los actores de esta comunidad autónoma lo que piden es que se cumpla el convenio de 2006 que recoge esta tabla salarial, aunque hayan pasado 18 años desde su aprobación, y los precios de consumo hayan subido desde entonces casi un 40%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

“Queremos que el convenio se cumpla. Y después negociar otro actualizado”, explica Desiré Pillado en conversación con el Blog de la Escuela de Doblaje de Madrid (EDM). Un aspiración que encuentra sin embargo fuertes resistencias entre los empresarios, que se niegan a cumplir aquel vetusto convenio.

“Cada empresa paga lo que le da la gana”, afirma la líder de la protesta gallega. En general, unos 23 euros por convocatoria (la mitad que en Madrid), y poco más de dos euros por take, frente a los cinco de Madrid (y eso que hablamos del rango más bajo, el vídeo, en el caso madrileño).

Además, los actores acusan a los empresarios de “trampear” las nóminas y de llevar a la mesa de negociación propuestas para “degradar aún más” las condiciones de trabajo. En concreto, en los dos meses de negociaciones que han precedido a la propuesta, la patronal Aedog ha puesto sobre la mesa lo que llaman la “convocatoria absorbible”, que consiste ni más ni menos en pagar una sola convocatoria a los actores que acuden a doblar varios episodios de una serie. “Esto haría inviable la profesión”, subraya la portavoz de Artistas da Dobraxe Asociados (ADA).

Los actores no descartan ir a la huelga si la patronal no se compromete a cumplir el convenio colectivo, y abre además una mesa de negociación donde redactar uno nuevo. Y cuentan para ello con el apoyo de los sindicatos de clase CCOO, UGT (a diferencia de lo que ocurre en Cataluña) y CIG, imprescindibles a la hora de sentarse a negociar las normas laborales de la comunidad.

Pero además la comunidad gallega luce otra peculiaridad. Mientras las empresas racanean con el castellano, sí cumplen en cambio el citado convenio de 2006 en lo relativo al gallego, que fija un salario de unos 36 euros por convocatoria y 3,40 por take, en números redondos. “No puede haber una doble escala salarial. Eso es lo que debemos cobrar por el doblaje también en castellano”, exigen los actores, conscientes, sin embargo, de que las empresas acceden a pagar el doblaje en gallego a lo que dicta el convenio, por la procedencia pública del dinero que paga esos doblajes a la lengua vernácula.

La situación se complica aún más con las prácticas que realiza una gran multinacional, Iyuno SDI, instalada en la comunidad gallega, que rebaja de la nómina a los actores que juntan convocatorias por más de 600 euros al mes un 25% de esa cantidad; y un 15% a quienes devengan entre 300 y 600 euros, afirman desde ADA, que acusa a esa multinacional de “trampear” las nóminas para que parezca que sí pagan lo estipulado en el convenio. “Lo que hacen es que no te pagan algunas convocatorias, hasta completar esos porcentajes de descuento”, afirma Pillado.

Político y patrono

Los empresarios, sin embargo, no parecen dispuestos a negociar. A su frente se sitúa Juan Ignacio Borrego, fundador de la patronal Asociación de Empresas de Doblaje de Galicia (AEDOG). Y director además del estudio Babalú, aunque es su mujer Marina Sánchez de la Peña, actriz y directora de doblaje, quien figura como administradora de la sociedad. Borrego es además concejal por el PSOE en el ayuntamiento de A Coruña.

Según los actores, los empresarios aducen que subir los precios supondría cerrar los estudios, a pesar de la gran diferencia existente entre el precio fijado en Madrid (Barcelona se sitúa algo por debajo de esta última) y lo que se paga en la comunidad gallega.

“Dicen que en Valencia tiran los precios. Y que no pueden competir. Pero nosotros sabemos muy bien lo que pasa en Valencia. Y allí los actores también prevén movilizarse, en contra de este movimiento a la baja que no parece tener fin”, explica Pillado, quien reclama la unidad de todos los actores — incluyendo los más jóvenes — para lograr salarios dignos y la paz social en el doblaje gallego.

Galicia cuenta con algo más de media docena de estudios repartidos entre Vigo, Santiago y A Coruña, como son Iberolusa, Studio XXI, Babalú Vox, Iyuno SDI, Área 5, Cinemar, DDA y Penteo Films (este en Ferrol).

Una dispersión que obliga además a los actores a trasladarse continuamente, si quieren completar un salario digno, lo que acarrea gastos, como la tenencia de un vehículo, su mantenimiento, gasolina y peajes. “Yo tengo que recorrer media Galicia para tener un salario decente a fin de mes”, apunta Pillado.

Remesa ‘low cost’

Según los actores gallegos, se ha generalizado en España una práctica, la de la llamada remesa low cost. Es decir, llega una remesa de series o películas a alguno de los polos del doblaje español irregulados; principalmente a Valencia, Sevilla, la propia Galicia, aunque existen también problemas en País Vasco. Y los empresarios se comprometen a sacarla adelante a bajo precio. Preguntan qué actores están dispuestos a trabajar. Y acometen el encargo por mucho menos de lo que marcan las escasas reglas laborales vigentes en el doblaje español (solo la Comunidad de Madrid tiene un convenio colectivo plenamente en vigor).

Un movimiento en el que los empresarios tratan de aprovechar, por un lado, las ganas de trabajar de las jóvenes generaciones, deseosas de ganar experiencia a cualquier precio; y, por otro, de la división de los actores. “Tratan de dividirnos. Pero ahora estamos más unidos que nunca. Y también con el resto de España”, afirma Pillado, quien destaca los estrechos lazos que la lucha contra la Inteligencia Artificial ha creado entre los actores de todas las comunidades autónomas.

Y ello a pesar de que España figura como el país más barato a la hora de doblar una película entre las grandes economías de la Unión Europea (UE), según un estudio encargado por el Instituto de la Cinematografía y las Artes Visuales (ICAA), con datos de 2017, elaborado por la consultora Telinken, nunca publicado, al que tuvo acceso este blog.

“No tiene sentido esta carrera por tirar los precios”, remata la líder del sindicato, que representa a unos 120 actores de doblaje de la región, cuyos ingresos proceden casi al 90% del doblaje en castellano.

Dejar un comentario