Daniela Portugués: «El doblaje es algo mágico que un robot no puede hacer»

Daniela Portugués: «El doblaje es algo mágico que un robot no puede hacer»

Estudiante de bachillerato, y con media docena de años ya de experiencia en el doblaje, Daniela Portugués, hija del conocido Javier Portugués, ‘Portu’ — también actor de doblaje — es, a sus escasos diecisiete años, una de las voces más populares entre los niños españoles, no solo por dar voz al conocido Bluey, el protagonista de la serie televisiva del mismo nombre, sino también por sus apariciones en taquillazos de la talla de Frozen II (2019), Soul (2020), Cruella (2021) o Elemental (2023), o en la más reciente Del revés 2, lo que, junto a sus apariciones en un ramillete de títulos de animación y cine de terror y superhéroes, como la reciente DeadPool y Lobezno (2024), o en la serie de la saga Star Wars, The Acolyte, la convierten en un valor a tener en cuenta en el pequeño estrellato de jóvenes promesas del doblaje español.

Daniela, ¿cómo te iniciaste en el doblaje?

Mi padre lleva muchos años en el mundo del doblaje. Un día, yo era muy pequeñita, le acompañé a hacer una convocatoria de doblaje. Y me dejaron entrar en la sala. Vi cómo era aquello, y me enamoró. Era un mundo que yo desconocía completamente. Me encantó. Entonces decidí apuntarme a una academia de doblaje, a la Escuela de Doblaje de Madrid (EDM), donde estuve cuatro años, con un montón de profesores. Hasta que un día me llamaron para trabajar. Se necesitaban voces para una película de Disney, cuyo director era Lorenzo Beteta. Así fue como empecé. A partir de ahí me fueron conociendo distintos directores. Y hasta hoy.

¿Cuál fue tu primera intervención en una película o serie? ¿Cómo recuerdas ese momento?

Mi primera intervención fueron voces adicionales en Ralph rompe Internet, la segunda parte de Rompe Ralph, de Disney. Para mí era un mundo muy guay. El estudio, el técnico, el director… Encima, una peli de Disney, que a mí me encantaba — era muy pequeña —. Lo viví con mucha emoción. A casi todos mis compañeros de la escuela les llamaron. Vivimos juntos la experiencia. Fue muy interesante. Recuerdo estar en la sala de espera del estudio y de repente escuchar a lo lejos una voz que yo había escuchado en la tele; y poder ponerle cara. Fue una gran experiencia.

¿En qué género te sientes más a gusto?

Lo que más he hecho ha sido animación. Dibujos animados. Papeles de niñas pequeñas. Hay pocos niños en el doblaje aún. Y yo estoy muy cómoda haciéndolos. En este género puedo dar muchísimos tonos. Dotar de mucho más color a la voz que con personas reales, donde los tonos son más neutros. Me gusta mucho la animación.

¿Hay alguna actriz por la que sientas predilección?

Sí, Dafne Keen. Es una actriz a la que he podido doblar en dos proyectos, Deadpool y Lobezno, en el papel de Laura, y en The Acolyte, una serie perteneciente a la saga Star Wars. Me encanta. Es española aunque habla y actúa en inglés. Me encantaría poder seguir doblando a esta actriz a lo largo de los años.

¿Cómo fue tu paso por la Escuela de Doblaje de Madrid? ¿Qué profesores tuviste?

Fue una experiencia buenísima. Hice grandes amigos, que me han seguido acompañando en los estudios. Y los profesores, muy bien. Estuve con Isabel Donate, con Neri Hualde, con Blanca Rada y con Sandra Jara. Empecé en la primera sede de la escuela. Y luego nos cambiamos a la actual. Hacíamos un montón de takes. Y los profesores nos enseñaron muchos trucos. Fue genial.

¿Consideras importante la formación?

Muy importante. El doblaje es interpretación. Y no cualquiera puede doblar. Tienes que trabajar la dicción, la interpretación… Es muy importante practicar, hacer takes y takes, hasta soltarte. La formación me parece muy necesaria.

Además, eres una estudiante que acude cada mañana al instituto. ¿Qué estudias?

Ahora mismo estoy estudiando segundo de Bachillerato. Y durante toda esta corta trayectoria siempre he sido estudiante. Lo he compaginado bien. Por la mañana voy al colegio. Y por las tardes me organizo las convocatorias y el resto de actividades, como extraescolares — baile moderno —, el ocio con los amigos… Si te esfuerzas y te aplicas, con organización, lo puedes compaginar perfectamente. A mí me va bien.

Volviendo al doblaje, ¿qué es para ti un buen actor de doblaje?

Alguien con un rango muy amplio de tonos y colores de voz. Un actor que pueda cubrir un rango muy grande de personajes, desde jóvenes hasta adultos. Que tenga esa variedad de tonos y de interpretación. Que sepa pegarse a cada personaje. Y adaptarse mucho a cada rol. Que no se quede siempre neutro.

Además tienes que ser muy sociable. Hay que trabajar en equipo, con un director, un técnico… Se pasa mucho tiempo juntos. Y hay que hacerlo llevadero. Es mejor estar de buen rollo. Un buen actor es una persona que disfruta con su trabajo. Alguien que no lo ve tanto como un trabajo, sino como una situación donde pasárselo bien. Que sea capaz de crear un buen ambiente de trabajo. Eso es muy importante.

¿Te dedicas además a otras ramas de la interpretación?

Me encantaría. Pero solo hago doblaje. En el futuro sí me gustaría adentrarme en otros campos de la interpretación.

¿Crees que la inteligencia artificial (IA) terminará con el doblaje?

Me parece una gran amenaza. Ya se está viendo con las clonaciones de voz y en otros aspectos. Pero, aun así, me parece que la inteligencia artificial no podrá destruir el doblaje. El doblaje es interpretación. Un buen doblaje ofrece muchísimos matices con la voz. Y me parece complicado que una inteligencia artificial pueda imitar eso. Quizá con los años, sí. Toquemos madera. Da un poco de miedo. Pero, si luchamos juntos y lo peleamos, espero que la inteligencia artificial no acabe con el doblaje. El doblaje es algo muy mágico que un robot no puede hacer.

¿Cómo es el mundo profesional en el doblaje? ¿Es muy diferente de la escuela?

En la escuela estás con la misma gente y puedes hacer takes y takes, sin temor a equivocarte. En el mundo laboral, en cambio, tienes que adaptarte continuamente a estudios nuevos, directores nuevos, series nuevas, pelis nuevas… Cada día es un cambio. Debes ser capaz de adaptarte bien y rápido. Pero, aun así, el mundo laboral en el doblaje me parece un espacio muy seguro. Si te equivocas, o se te atraviesa un tono, lo puedes repetir. He tenido la suerte de trabajar con directores que han tenido paciencia. Y, si te equivocas, se repite, y ya está. Es un espacio muy seguro en el que me siento muy libre para poder trabajar.

¿Qué es lo peor que te puede pasar en una sala de doblaje?

Algo que me molesta un montón es cuando se te atasca una palabra. Puede ser una palabra superfácil, que no te cuesta nada decir en tu día a día, pero, de repente, estás en el atril y no te sale; te trabas y no te sale, no te sale… Es un error muy tonto, pero a mí me molesta un montón. Acabas de hacer un texto superlargo, con una dicción perfecta, y esa frasecita o esa palabra, de repente, se te atraviesa, y te cuesta un montón. Eso me molesta. Aunque al final, si lo practicas y te esfuerzas, sale.

¿Y lo mejor?

Lo mejor que te puede pasar en una sala de doblaje es tener muy buena conexión con el director, que el proyecto que estés doblando te guste mucho, y que puedas dar muchísima personalidad al take. Que el take salga redondo. Que lo metas justo donde tiene que estar, perfecto de dicción, y muy bien de interpretación. Y que el director esté contento, y le haya gustado un montón. Eso es lo mejor.

¿Dónde te sientes más a gusto: en la comedia o en el drama?

En la comedia. El drama también me gusta, y se le puede sacar muchísimo juego. Pero en la comedia me siento más a gusto. Como espectadora, consumo mucho entretenimiento del género de comedia, y al final, quieras o no, vas cogiendo tonos y formas de decir las cosas, que luego puedes plasmar en un take. En el drama, si tengo que llorar, a veces hago mucha respiraciones, me mareo y no lo paso nada bien. La comedia me gusta mucho más.

¿Tienes alguna manía a la hora de ponerte ante un atril?

Los cascos son muy importantes para mí. Que sean los míos. Si estoy con unos cascos que no son míos y con los que estoy incómoda, lo paso fatal. Me gusta tener unos buenos cascos, que sean los míos, que no se me caigan, que esté cómoda con ellos. No tengo más manías.

¿Qué es para ti un buen director de doblaje?

Un buen director de doblaje es alguien que está muy pendiente de ti al hacer los takes. Que si hay una frase o un tono que no sabes cómo decir, o él tiene un tono mucho mejor, que te lo diga. Que se involucre muchísimo. Que no pase, y que esté pendiente de ti

¿Conociste a muchos chavales que empezaron pronto en el doblaje como tú? ¿Qué ha sido de ellos? ¿Siguen en esta actividad?

La amistad que sigo teniendo a día de hoy, y que viene de la Escuela, es Lucía Pérez. Empezamos juntas en la academia. Y seguimos trabajando las dos. Hemos ido de la mano en casi toda nuestra trayectoria. Hemos compartido un montón de series, nos vemos en los estudios. Y superbién. Luego, en el mundo del doblaje, he conocido a gente increíble, como Anastasia Azaranka o Lucía Balas.

¿Cuál crees que será tu evolución en el doblaje? ¿Te ves haciendo esto dentro de unos años? ¿En qué papeles?

Me encantaría seguir en el doblaje. Mi idea es seguir con ello. Me gustaría tener papeles de personajes de mayor edad, dar el paso a tonos más maduros, más acordes con mi edad. Y seguir con el doblaje, porque lo disfruto un montón.

Por otro lado, espero empezar el año que viene el grado de Publicidad y Relaciones Públicas en la universidad. Es algo que me llama mucho la atención. Me considero una persona bastante creativa. Y ese grado tiene mucho de creatividad. Me encantaría compaginarlo con el doblaje.

¿Qué papel te hubiera gustado interpretar?

Tengo miles. Alguno de las películas Disney, con las que he crecido. Alguna película o algún personaje de Disney Channel, de las series típicas como High School Musical, Hannah Montana… He crecido con esas series y me hubiera encantado doblarlas.

¿Qué se podría mejorar en el mundo del doblaje?

El doblaje es un trabajo que me encanta, pero en el que tienes bastante presión. Tienes que hacerte valer por tu buena interpretación, por tu buena voz… Es un trabajo muy exigente. Todo el rato tienes que demostrar. Y eso puede ser un punto negativo.

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