Tras dos años en calma, y con las sensaciones recogidas entre los empresarios, sentados al otro lado en la mesa de negociación, Adolfo Moreno, presidente del sindicato de artistas del doblaje de Madrid (Adoma), encara la negociación del próximo convenio colectivo para la Comunidad de Madrid con tranquilidad. Es más, el líder del sindicato que organizó en 2017 un huelga de 40 días, vaticina que de esas conversaciones con la patronal de estudios de doblaje de Madrid saldrá un convenio “largo”, que tendrá con cuatro o cinco años de validez. Se prepara, eso sí, a poner sobre la mesa nuevas reivindicaciones de los actores. Aunque, en el ámbito estatal, se muestra más pesimista. Y piensa que el sector está abocado a “una guerra entre comunidades”.
Adolfo Moreno, presidente de actores y directores de doblaje de Madrid a través del sindicato Adoma, el más representativo del sector, se dispone a afrontar una nueva negociación. A partir de septiembre, y después de una extensa huelga en 2017, el líder de los artistas del doblaje madrileños augura sin embargo una negociación “más sencilla, más tranquila” esta vez. Moreno se sienta a negociar las condiciones laborales del colectivo en el tercer convenio de ámbito autonómico madrileño, según relata en esta entrevista en junio para el Blog de la Escuela de Doblaje de Madrid (EDM).
Esta vez, y después de vivir, en 2014, la disolución de una patronal, ávida por aprovechar las ventajas otorgadas por la reforma laboral de 2012, ambas partes, explica, coinciden en la necesidad de firmar un convenio largo. “Para cuatro o cinco años”, detalla. “Un convenio que proporcione estabilidad al doblaje madrileño”, sentencia.
Moreno defiende que un convenio largo facilita a los estudios, agrupados en las patronales del sector Aedma y Amaedys, la posibilidad de abordar una planificación más a largo plazo. “Saben cuánto deben pedir a los clientes. Es mucho mejor para todos”, reflexiona.
Mejoras salariales
Por su parte, los actores y directores reclaman a los estudios mejoras salariales y normativas a partir de 2020, el año en que debe entrar el vigor el futuro convenio. Estas mejoras se plasman en dos reivindicaciones principales; por un lado, los contratos de cesión de derechos y por otro el pago de las vacaciones, pagas extra y finiquitos, enumera.
En caso de los contratos de cesión, los actores quieren que las distribuidoras comiencen a retribuir a los actores por estas cesiones de derechos que se ven obligados a firmar. “No se puede ceder un derecho a cambio de nada”, argumenta.
“Actualmente los actores de doblaje en Madrid deben firmar en la mayor parte de las producciones, sobre todo en aquellas procedentes de Estados Unidos, unos contratos por los que ceden su interpretación para todo lo que ellos quieran: muñecos, spots… Para todo”, asevera.
“Por el momento, únicamente una de las majors está pagando un tanto por ciento por estas cesiones”, continúa. “En el resto de los casos estamos firmando a cambio de nada. O firmas o no trabajas”, dice.
“Nos gustaría que esto se regularizara. Queremos tener una compensación”, concluye.
Además los actores plantean a los empresarios una mejora salarial en ‘takes’ y convocatorias, que se concrete en un alza anual. Así como un segundo paquete retributivo, por otro concepto, en concreto por la parte proporcional de vacaciones, pagas extra y finiquitos que corresponde a cada convocatoria, que en este momento los estudios no están abonando, y que los actores y directores quieren empezar a cobrar.
“Fuera de Madrid los precios por los suelos”
Moreno confía en que la negociación con los empresarios llegue a buen puerto. Y repasa a continuación otros aspectos que afectan al sector, debido fundamentalmente a la carencia de una regulación estatal. “Fuera de Madrid y Barcelona los precios están por los suelos”, comienza. Y ello a pesar de que, en comparación internacional, el doblaje español se sitúa como el más barato entre los de las grandes economías de la Unión Europea (UE), según un estudio del Instituto de la cinematografía y de las artes audiovisuales (ICAA).
“El mismo cliente está pagando mucho más en otros países como Francia e Italia que en el nuestro. Y estoy convencido de que nuestro doblaje no es peor que el suyo”, continúa, quien hace un llamamiento a todos los “compañeros de Madrid y de otras comunidades autónomas a pelear por mejorar las condiciones del sector”.
“Nuestro trabajo tiene un valor muy importante, genera mucho dinero. Si no se pelea, no te lo van a dar gratis. Parte de culpa tendremos”, se lamenta.
Sin embargo, en esta cuestión de los precios, el sector parece abocado a una “guerra entre comunidades autónomas”, según asegura el líder sindical.
“Un precio unitario para el castellano”
“La situación actual del doblaje a nivel estatal es muy compleja”, añade. “Lo más razonable es que haya un precio unitario para el castellano”, afirma, tras abogar por un convenio estatal que fije un umbral mínimo por debajo del cual no se pueda trabajar. “Es la solución más sencilla. Y que luego para comunidad autónoma negocie los precios para su idioma propio”, agrega.
El problema es que algunos estudios están aprovechando el agujero regulatorio para abrir sedes fuera de Madrid y Barcelona, y trasladar allí parte de su producción. Son los llamados doblajes mixtos o deslocalizaciones parciales, donde una parte de las voces, las principales, se graban en Madrid, con actores de primera fila; y el resto, las voces secundarias, en otros territorios, como Sevilla y Valencia, a precios mucho más bajos.
“No nos gusta que se hagan unas partes en Madrid, y otras en otro lugar. Nos gustaría que todo el trabajo se hiciese en el mismo lugar”, afirma, recalcando su apuesta por un convenio estatal que ataje la precariedad creciente en el sector.
Sin embargo, Moreno atisba numerosas dificultades para que en este momento puede firmarse ese convenio estatal. “Ni siquiera hay una patronal de ámbito estatal”, afirma. “Y es muy probable que a los actores de otras comunidades autónomas no les interese, puesto que están consiguiendo trabajo porque tienen unos precios muy bajos”, lamenta.
“Esto nos aboca a una guerra entre comunidades autónomas”, reitera, a la cual Madrid, dice, acudirá con la ventaja competitiva de “la calidad”.
Guerra de los cachés
Finalmente, el líder de Adoma tercia también en la ‘guerra de los cachés’ abierta por el actor y director catalán Óscar Barberán, quien ha mantenido recientemente un pulso con Disney hasta lograr mejorar su retribución por prestar su voz al sheriff Woody en Toy Story 4.
“Como sindicato negociamos los precios mínimos. Pero me parece muy bien que haya trabajos que tengan que cobrarse por encima del convenio. Y ahí están los cachés de cada uno; algo que también sucede con los actores de imagen”, explica quien, no obstante, se dice más preocupado por los incumplimientos de esos precios mínimos fijados en convenio. “Que todavía pasa”, advierte.
“En Madrid hemos demostrado seriedad, unión y fuerza. Vamos a intentar tener el mejor convenio autonómico. A ver si a los demás les da un poco de envidia”, finaliza.
Nuevamente agradezco a este blog que abra este espacio de reflexión. Veo que Adolfo Moreno no cita Aesdovi (asumiremos que su disolución es ya un hecho, esperemos que Aedma y Amaedys no sigan su camino). Desde el reconocimiento a todos los que realizan el ingrato papel de interlocutar al sector en Madrid (que es, básicamente recibir palos por todos lados), confieso que me resulta difícil entender como se puede ser interlocutor a la vez de veteranos y novatos. Desde el punto de un veterano el querrá las subidas que merece por derecho legal (IPC) y por vacaciones, etc. Pero desde el punto de vista de un novato parece que por distintos motivos – entre contratados, los doblajes multiprovincia, etc – la posibilidad de que un actor pueda ser convocado para hacer personajes de entre 4 y 7 takes en Madrid es más difícil ahora en 2019 de lo que lo era 2014. Algo se estará haciendo mal (o bien, según el sector para el que se esté interlocutando).
Pero lo fácil es criticar, y lo difícil es presentar alternativas. Pregunta no se podría a la vez que se solicitan subidas más que legítimas del take, plantearse suprimir cosas como el CG, cuya motivación quizá está un poco desfasada. ¿No podría plantearse si queda la fórmulas en las que se mide el trabajo de doblaje se han quedado algo antiguas por la digitalización del sector? A lo mejor ‘actualizando’ las cosas se pueden crear nuevas formulas de convocatoria que hagan que sea más fácil llamar a nuevos, a la vez que se mejora la situación para los veteranos. Merecía la pena que se estudiara.
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