María José Garrido: “El canto es un deporte”

María José Garrido: “El canto es un deporte”

Con formación como actriz y cantante, y experiencia como intérprete en musicales como El médico, El jovencito Frankenstein, Nine, el musical; y como solista bajo la dirección de Augusto Algueró y Alberto Closas; además de actriz en series televisivas como Amar es para siempre u Olmos y Robles, la cantante y actriz María José Garrido es también docente de canto y técnica vocal en la Escuela de Doblaje de Madrid, editora de este blog.

Entusiasmada con su profesión, Garrido desmenuza en esta entrevista el contenido de sus clases, y su pasión por las tablas, la enseñanza y la interpretación.

¿Por qué es importante aprender a cantar para un actor de doblaje?

Porque así adquiere conocimiento de su voz. El actor cuanto más se forme mejor. Que baile, cante, intérprete… El actor de doblaje es un actor de voz. Pero si además canta, muchísimo mejor. Con el canto aprendes a manejar tu voz, tu herramienta. Cómo utilizarla. El manejo del aire, cómo se forma, los resonadores, las técnicas, la respiración, los matices: crescendo, piano, pianoforte… Todo eso se traduce en un control de la voz; a la hora de cantar. Y también a la hora de interpretar.

Además, un actor de doblaje debe hacer muchos personajes. No siempre habla con su voz. A veces interpreta dibujos animados… Yo les enseño canto y técnica vocal. Es algo fundamental. Incluso para la vida misma. Hay mucha gente que se queda afónica, siendo profesor, abogado, cajera, o médico. El control de la respiración es fundamental. La voz es aire. Aire sonorizado. Aire que se convierte en sonido. Si tienes un buen control de la respiración, tendrás un buen control de la voz. Ese manejo de la voz es fundamental para un actor de doblaje. Es su única herramienta.

¿Cómo son tus clases?

Empezamos con la respiración. Primero les pregunto qué saben de la voz, del canto, si conocen cómo se forma la voz, cómo funciona la respiración. Que me cuenten un poco. Así se suelta la gente. La gente viene un poco tensa. Es normal. El canto es una faceta que no conocen. Y vienen con un poco de miedo.

Entonces, para tranquilizarlos, nos ponemos a hablar un poco, así ellos se sueltan. Hablamos de cómo se forma el sonido, de los tipos de voz… Después nos ponemos a respirar. Mis clases son muy prácticas. Empezamos con las respiraciones: diferentes ejercicios, control de aire con el diafragma, apoyo diafragmático de la voz…. Luego empezamos a vocalizar. El canto es un deporte. Nace de dos músculos, que son las cuerdas vocales. Un deporte, como el del bailarín o el atleta. Y un arte también.

Hay que calentar la voz, vocalizar. Trabajar la afinación, la entonación, la colocación. Les toco escalas al piano. Y vamos de menos a más. Nunca empezamos por superagudos.

Hay que ser constante. El canto es un arte, como la pintura o la música. Y tenemos que que estar continuamente practicando.

En mis clases utilizamos diferentes técnicas. La lírica. Y técnicas modernas:, como la mixta, belting, twang… Yo tengo formación en lírico. Para mí, el clásico es la base de todo; es la base cualquier impostación. En clase cantamos de todo. Canciones de un musical, de Disney. Yo les enseño.

La diferencia es la utilización de la voz. La colocación. Los resonadores. Y la posición de la boca. Hacia dónde se direcciona el sonido. En los personajes de musicales o de Disney, hay mucha impostación. La diferencia es la posición de la boca. Hacia dónde va el sonido. Y cómo se emite.

Para mí hay que cantar de todo. Aunque yo actúe más en moderno, tengo la carrera de lírico. Y lo puedo enseñar. No hace falta dar un año entero de moderno, para luego pasar al lírico. Les enseño las técnicas, bien sea de moderno o de lírico.

Después fijamos el repertorio. Ellos me dicen lo que quieren trabajar: Disney, pop… Y yo, según la voz que tengan, les aconsejo: te viene mejor esto o lo otro. Me adapto al alumno. Y el alumno se adapta a mí. Es lo mejor. Que el alumno se deje llevar. Como cuando un director dirige a un actor que se deja llevar, que se tira a la piscina. Eso es maravilloso. Todo fluye.

Les aconsejo respecto al repertorio. Y luego, con un programa informático, les consigo cualquier karaoke, y les cambio el tono de acuerdo a su voz. Hay que tener muchísimo cuidado. La voz no es como una guitarra, se rompe una cuerda y la cambias. Hay que adaptar cada canción a la voz del alumno. Les bajo medio tono. O se lo subo…

El último paso son las vocalizaciones. Aquí, además de sílabas, les hago meter palabras. Para mí es importante meter textos en las vocalizaciones. Así, después, no hay un gran choque al pasar de una vocalización a una canción, ya con texto.

Lo fundamental son las emociones. Yo enseño la técnica. Pero lo primordial es que transmitas, que cuentes la historia que contiene la canción. A los alumnos les hago contar la historia con palabras. Primero se lo hago leer, sin cantar. Que me cuenten lo que están sintiendo. Yo soy una actriz cantante. Y trabajo siempre desde el texto. Así es más fácil cantar luego. El cerebro lo asimila. Y todo va fluido.

Al meter la interpretación, los alumnos se dejan llevar. Y no se dan cuenta. El canto es muy psicológico. Es un arte. Los alumnos se dejan llevar, y cuando viene un agudo, llegan a él sin problemas.

Los alumnos se lo pasan muy bien. Hay gente que se dedica a ser cantante y actor. Pero otros vienen simplemente a pasarlo bien. La música es terapia. Yo no quiero que me cuenten su vida. Quiero que hagan suya la canción, que se lo lleven a ellos. Es lo que yo hago cuando yo canto, me lo llevo a mi vida. Llévalo a ti. Piénsalo. Transmítelo. Si tú lo vives y lo piensas, y lo ves, lo vas a hacer llegar. Que viajen por sus sentimientos. Y ellos, cuando cantan, se convierten en otras personas.

¿Y tus alumnos?

De todo, de todas las edades. Desde niños de 7 años, hasta mayores de casi 80. Son muy diferentes. Gente que se quiere dedicar a la interpretación. Y personas que van por ocio. Me encanta esa variedad. Viene gente muy tímida, con muchos miedos. Y cambia completamente en clase. Es como un lavado. Son maravillosos.

Y cantamos de todo. Desde Adele hasta Armando Manzanero. Disney, Sofía Ellar. Los Secretos… cantamos cosas muy dispares. A mí las clases me aportan mucho. En lo profesional y en lo personal. Disfruto. Y todo lo que hago, profesionalmente, lo llevo allí. Todo lo comunico. La mía es una profesión en la que no paras de aprender. Y todo lo llevo a mis alumnos.

Ellos me aportan un montón. Cada persona es un mundo. Cantando, a lo mejor a un alumnos una nota le suena de una manera… Y te preguntas: ¿por qué le suena así?

Yo canto con ellos en las clases. Cuando vocalizo canto al piano. Así es mucho más fácil. No es que te imiten. Pero así lo ven reflejado en otra voz. Y es más fácil que lo canten. Y que pierdan el miedo. Porque ven que se puede hacer.

Eres actriz y cantante, además de docente, y tienes experiencia en teatro musical y en series de televisión. ¿Qué te han aportado cada uno de estos formatos?

Cosas muy diferentes. A mí lo que más me gusta es el teatro. El doblaje me encanta, es una disciplina que estoy aprendiendo en la Escuela con Lorenzo Beteta, y estoy feliz.

Si puedo cantar y hablar mejor. Es lo que más me gusta. El teatro es lo que más me gusta. El contacto con el público. Y la cámara también me encanta. Presentar un programa me gustaría mucho. Lo que sea. Comunicar, da igual. Me encanta interpretar, meterme en otro personaje. Y si se puede cantar, mejor todavía.

¿Qué es lo más difícil del teatro musical para un actor?

Lo más difícil es juntar las tres disciplinas: el baile, el canto y la interpretación. Para mí, la voz es lo más exigente. Un actor de doblaje tiene que cuidar la voz. Pero un cantante mucho más todavía. Un cantante tiene que cuidarse mucho. Es mi herramienta: mi cuerpo y mi voz. Si tengo que cantar, el cuidado es máximo.

En el musical, tienes que aunar el baile, la interpretación y el canto. Son tres disciplinas. Y las tienes que hacer a la vez. Pero lo ensayas tanto, que al final sale solo. Y llegas a disfrutarlo. Porque si no lo disfrutas… mejor dedícate otra cosa.

¿Y en una serie de televisión?

En una serie de televisión lo más difícil es cambiar la técnica. No puedo usar la misma técnica que un actor de doblaje o de teatro. Es el cambio de técnica. Ser más natural. No hacerlo tan grande. Tienes que aprenderte bien el papel. A papel sabido no hay actor malo, como decía Alberto Closas padre. Si te sabes bien el papel, es imposible que salga mal. Todo fluye si tú te sabes bien el papel.

¿Cuál es tu género favorito?

Cada actor brilla más en un género: drama, cómico… Yo soy más de comedia. A mí las comedias de enredo, como Sé infiel y no mires con quién, que estuve haciendo ahora, con Josema Yuste, en el Teatro Amaya; o la que acabo de estrenar, Boeing Boeing, con Agustín Bravo, Andoni Ferreño, Alberto Closas… a mí esas comedias de enredo son el teatro que más disfruto. Y es donde yo profesionalmente me encuentro más cómoda.

¿Y tu actividad como solista? ¿Qué impresión guardas de tu reciente concierto Homenaje, bajo la dirección de Augusto Algueró y Alberto Closas?

Una felicidad inmensa. Después de la pandemia, con lo que hemos pasado, llegar a un teatro, salir a un escenario, con el teatro lleno, cantar dirigida por esas dos fieras de la escena, Alberto Closas y Augusto Algueró, acompañada por tres musicazos, como son Manuel Contreras al piano, Rubén Romera a la percusión, y Guido Farusi al contrabajo… es un placer enorme.

Yo canto de todo. Pero es en los boleros y las baladas donde disfruto más, lo que mejor me va a la voz, donde más brillo.

Hacer este concierto que me propuso Alberto Closas fue una alegría inmensa. Hicimos el primero en diciembre de 2020, en plena pandemia. Y ahora el pasado 14 de febrero lo hemos vuelto a hacer. Fue una alegría. Seguimos en pandemia. Pero la gente vino al teatro a escuchar grandes éxitos de Ana Belén, Rocío Dúrcal, Carmen Sevilla, dos temas de Augusto Algueró padre, grandes temas de los años 60, 70 y 80… Salió un concierto muy bonito. Al terminar el público se puso en pie; me emocioné.

¿Y cómo público? ¿Qué música oyes tú?

Mis cantantes favoritas son Barbra Streisand y Ana Belén, junto con Frank Sinatra. También escucho a Michael Bublé; lírico, zarzuela, Plácido Domingo, María Callas; jazz, Ella Fitzgerald; pop español, como Rozalén, Aitana, Bisbal… Ricky Martin me encanta. Depende del estado de ánimo. También me gusta la música de las películas de Disney, Mary Poppins; Los Secretos, la música de los años 80; música folclórica, copla, Concha Piquer, La Jurado, flamenco, Bambino, Lola Flores…

¿Cómo resumes tu experiencia como docente en la Escuela de Doblaje de Madrid?

Trabajar en la Escuela de Doblaje de Madrid es maravilloso. Son gente estupenda, que ama lo que hace. Y eso se nota. Tanto desde la dirección, con Lorenzo Beteta, como todos los trabajadores, los técnicos… Todos te lo ponen muy fácil. Es un verdadero placer. Estoy muy a gusto.

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