Me des Doblo, un espectáculo para diez actores, dirigido por Olga Margallo, y protagonizado por diez alumnos del curso de interpretación de la Escuela de Doblaje de Madrid, en colaboración con el Teatro Amaya, sirvió el pasado lunes 28 de junio como colofón para cerrar la primera edición de esta formación pensada para reforzar los conocimientos de interpretación de los alumnos de doblaje de la escuela.
El espectáculo, una mezcla de géneros y estilos basada en la obra del dramaturgo Antonio Muñoz de Mesa, cerró esta semana el primer curso de interpretación impartido por esta escuela — editora de este blog — que dirige el actor y director de doblaje Lorenzo Beteta.
Beteta, en la presentación de la función, explicó que el origen de la idea fue montar un curso de interpretación para los estudiantes de doblaje con el objetivo de resolver algunas carencias detectadas en los alumnos que acuden a la escuela sin ninguna experiencia previa en esta materia.
El curso, la primera promoción, impartido por Olga Margallo, actriz y directora de dilatada trayectoria, comenzó en el mes de enero, y culminó con la muestra, cuyos resultados “han superado todas las expectativas”, explicó la docente al Blog de esta escuela.
“El resultado ha sido muy profesional”, resaltó la también directora del espectáculo teatral ¿Qué es la vida?, ganador de un Premio Max, y del documental Castañuela 70, el teatro prohibido, Premio Goya en su categoría en el año 2004.
Bautismo de fuego en el Teatro Amaya
Tanto los ensayos como el espectáculo final se desarrollaron en el escenario del Teatro Amaya, de Madrid; uno de los más destacados coliseos de la capital dentro del teatro comercial de calidad, por cuyo escenario han pasado, desde su inauguración en 2003, actores como Arturo Fernández, María Fernanda D’Ocón, Andoni Ferreño, Carmen Conesa, María Luisa Merlo, Miguel Solá y otros muchos.
“Trabajar en el Teatro Amaya ha influido muchísimo en el desarrollo del curso”, subraya Olga Margallo. “Por un lado nos ha dado la posibilidad de ensayar en un escenario de verdad, en una gran sala. Y por otro, nos ha estimulado para montar un espectáculo acabado, y no una simple muestra, que ha respondido a las expectativas que genera esta gran sala”, relata.
La formación, impartida a los alumnos de iniciación de la escuela de doblaje, centró su metodología en juegos teatrales, en primer lugar; combinados más adelante con el montaje de escenas, basadas en el texto Torrijas de cerdo, de Muñoz de Mesa, junto a aportaciones de los propios alumnos; así como en otras técnicas teatrales, como la del eneagrama, muy útil a la hora de encarar la creación de personajes, añade.
De los alumnos, Margallo destaca su “gran humildad”, así como una “timidez” de la que la docente ya había sido advertida como característica de los actores de doblaje.
En cuanto a la enseñanza, la principal dificultad ha sido que los alumnos entendieran la necesidad de combinar la “verdad” escénica con una necesaria “teatralidad”, imprescindible en una sala del tamaño del Teatro Amaya, cuyas dimensiones obligan a los actores a proyectar su voz y ampliar sus gestos.
“Eso es lo más difícil de aprender. Combinar la verdad con la teatralidad”, reitera.
Respecto al futuro, Margallo apuesta por dar continuidad al curso de interpretación, a tenor del “éxito” de la primera edición, así como por el hecho de que haya ya algunos alumnos apuntados para una posible segunda edición, resalta, destacando además el “enorme cariño y dedicación” demostrados por el personal de la Escuela en el desarrollo del curso.